viernes, 22 de octubre de 2010
Devuelta
La chica lloró toda la tarde y no atendió el teléfono. Al otro día salió a caminar; ya no lloraba, aunque tampoco atendió. Salió sin saco y volvió estornudando. No habló. Su gato se recostó junto a ella. Soñó que se quedaba dormida y sintió que se reía entre sueños. Al despertar no lo recordó, y su gato ya no estaba a su lado. No era de día aún. Escuchó latidos en su pecho. Suspiró. El sol le había secado los ojos.
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