miércoles, 3 de noviembre de 2010

Ella lo vio desde la escalera que sus pies recordaron con dulzura. Él rió y largó humo por la boca, humo que ella percibió desde arriba y aspiró con curiosidad, mientras arrugaba un papel entre sus dedos de futura mujer. Él no la vio hasta que ella caminó mirándose los zapatos negros. Ella le dio el papel sin mirarlo a los ojos. Sus sangres corrieron a la par y ellos no estaban enterados. Él se dio vuelta y también miró sus zapatos, que no eran negros. Sin estar enterados, ambos sonrieron.

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