Jugábamos a molestarnos mutuamente. Me acuerdo que ese día habías estado más molesto que de costumbre y me mordiste una mejilla.
¿Qué te pasa? Te muerdo nomás. Te tiraste sobre mí y me besaste. ¿Qué te pasa? Sólo lo pensé y entonces te seguí el juego.
Terminé besándote.
Entonces nos molestamos con besos.
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