Llegué. No porque hayas querido, pero como mi llegada te alegró y en ese entonces supiste que no iba a poder irme, supuse que tu presencia iba a ser importante. Los primeros años no los recuerdo. Sin embargo, algo me hace creer que estuve a espaldas de la pared, aunque sólo observando la de enfrente, hecho que me hace soñar, confusa y periódicamente, ahora.
Yo no fui la que se fue.
Ni siquiera podía irme. Hoy creo que hubiera sido lo ideal para mí, porque si hubiese sido yo y no vos, mi camino no habría estado forjado de la manera en que lo estuvo.
Por suerte en este momento es cuando decido sacar todos los adoquines -o más bien, asfaltarlos- para que mis ruedas no me produzcan más ese tembleque en el pecho y los ojos cada vez que te vaya a buscar.
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1 comentario:
Vuelve la magia dibujil?
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