viernes, 4 de diciembre de 2009
Comienzo: la descripción
Se mira seguido en los vidrios y espejos, fuera de su casa. Colecciona cosas -chiquitas- sin ningún patrón a seguir. Salta los escalones. Siempre está muy hambrienta, pero espera. Quiere a su perro con inmedible amor. A veces, en verano, sale descalza a la calle. Disfruta una birome que escribe corrido y el ruido de una cáscara desprendiéndose de su cuerpo de mandarina. Sus mañas no son femeninas. Le tiene rencor a los parques de diversiones por haberse perdido de chica en uno de esos. Imagina al amor de su vida, antes de dormirse, en el contexto ideal -de acuerdo con el momento que esté viviendo. No entiende por qué no ve lo que todos ven cuando fruncen los ojos. Tiene mucho que decir y sus maneras de hacerlo son rebuscadas. Juega con sus dedos. No le gusta llorar en público: mira para arriba a ver si, de casualidad, la gravedad le hace un favor. Dibuja su piel. Canta sin aliento. No duerme siesta. Odia que la pongan a prueba. Despluma hojas en el parque, y allí duerme. Regala lo que es suyo, y luego lo olvida. No reconoce sus celos.
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